Hasta bien entrado el siglo XVIII, el conocimiento que los europeos
tenían de Egipto era una mezcla fabulosa de realidad y fantasías. Las
noticias procedían fundamentalmente de relatos bíblicos, autores
griegos, peregrinos medievales y de algunos viajeros modernos que,
salvo raras ocasiones nunca sobrepasaban la ciudad de El Cairo.
Esta situación comenzará a cambiar cuando, en
1737, dos exploradores Richard Pococke y
Frederik Norden, recorrieron el Nilo hasta Asuán,
el primero y más al sur el segundo. La publicación
de sus relatos proporcionó nuevas informaciones
más rigurosas sobre el país y sus antigüedades,
que constituyeron la principal fuente
para los eruditos de la expedición francesa a
Egipto de 1798.
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Richard Pococke |
En 1737, el capitán de navío danés Frederik
Norden, fue enviado a Egipto con la misión de
obtener informaciones útiles para futuras operaciones de la marina
danesa, pero también sobre sus monumentos y antigüedades que sirvieran
para el incremento del conocimiento de la historia y el arte egipcio.
Su intención era remontar el Nilo hasta, al menos,
la segunda catarata, aunque finalmente la expedición
no pudo sobrepasar Derr.
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Frederik Norden |
El 27 de diciembre de ese año Norden abandonaba
apresuradamente la isla de Filé, amenazado
por los habitantes de los alrededores, y
unas horas después pasaba frente al templo de
Debod. Aunque su intención era desembarcar y
visitar las ruinas, el capitán de su barco se negó a
desaprovechar el viento favorable. Tampoco, en
su viaje
de regreso, en enero del año
siguiente, pudo efectuar la
ansiada parada. Aunque de
lejos, pudo al menos tomar unos
rápidos apuntes del monumento. Las dos vistas del
templo, constituyen hasta hoy
los primeros testimonios gráficos
de Debod.
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Apuntes del Debod. Norden, 1737
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