La ciudad de Debod se encontraba en la frontera norte de la Baja Nubia, a muy pocos kilómetros de Filé y Elefantina. En el Imperio Nuevo debió de existir allí un pequeño santuario dedicado a Amón, del que sólo han quedado dos fragmentos de un sillar con el nombre del faraón Seti II. Quizá el nombre egipcio de este monumeno: “ta hut”, la residencia, sea el origen del nombre de la villa: “la ciudad del templo”.

Fragmento del sillar
Fragmento del sillar


A principios del siglo II antes de Cristo,  el rey Adijalamani de Meroe construyó sobre los restos de ese antiguo templo una pequeña capilla dedicada a los dioses Amón de Debod e Isis de Filé.  Adijalamani, como años antes había hecho su predecesor Arqamani, aprovechó la rebelión del sur de Egipto contra Ptolomeo IV y V, para extender su control político hasta la Baja Nubia y ayudar a los rebeldes tebanos. Arqamani y Adijalamani construyeron varios templos y dedicaron monumentos en varias localidades de la Baja Nubia, incluida la isla de Filé.

La capilla construida por Adijalamani forma el núcleo original del templo de Debod. Sus paredes, decoradas con relieves, muestran a este rey meroita caracterizado como un faraón egipcio mientras realiza ofrendas a los dioses egipcios.

Capilla Adijalamani
Capilla Adijalamani


Antiguamente, la capilla presentaba un aspecto muy distinto al actual, ya que sus paredes y techo estaban decorados con brillantes colores. Los restos de pintura se perdieron definitivamente  a principios del siglo XX, tras su larga inmersión bajo las aguas del lago de Asuán.