En 1954, el gobierno de Gamal Abdel Násser anunciaba la construcción de una gran presa en Asuán, unos kilómetros aguas arriba de la antigua. Esta nueva infraestructura era necesaria para aumentar la producción
agrícola del país, y así poder alimentar a la creciente población egipcia.
Además iba a proporcionar toda la energía eléctrica necesaria para promover la industrialización del país.

Agricultura egipcia
Agricultura egipcia


Los trabajos comenzaron en 1960 y se dieron por terminados diez años después. La presa formó un inmenso pantano, el lago Násser, que con sus 500 kilómetros de longitud llegaba hasta Sudán. Cuando en 1970 las aguas del lago alcanzaron su nivel máximo, Nubia despareció de los mapas.
Las grandes ventajas económicas que la construcción de la Gran Presa de Asuán suponían para Egipto, y en menor medida Sudán, no podían ocultar las terribles consecuencias que iba a tener para Nubia: la desaparición de sus zonas habitadas, el traslado forzoso de sus habitantes, la pérdida de sus modos de vida y el fin de su cultura.

Presa de Asuán
Presa de Asuán


Otra grave consecuencia de la Gran Presa iba a ser la destrucción de los numerosos monumentos históricos que jalonaban el río entre las dos primeras cataratas. Estos valiosos yacimientos arqueológicos, muchos de ellos nunca explorados, necesitaban ser documentados y registrados con rapidez. La solución estaba clara, pero para ponerla en práctica sería necesaria una gran ayuda.